Cusipata, Quispicanchis – 10 de Octubre 2025
En la comunidad de Chillihuani, distrito de Cusipata (Quispicanchi, Cusco), estudiantes de la Institución Educativa Javier Heraud participaron activamente en un monitoreo de la calidad del agua del río Tigre, ubicado en la microcuenca de Chillihuani.
La iniciativa, organizada por el Centro Bartolomé de Las Casas (CBC), mediante el Fondo Canadiense para iniciativas Locales (CFLI), permitió que los jóvenes aplicaran metodologías científicas para evaluar el estado de este recurso hídrico esencial. Durante la jornada, realizaron mediciones y análisis que transformaron su aprendizaje teórico en una experiencia práctica de conservación.
BIODIVERSIDAD REVELADORA
Equipados con mallas, redes, bandejas de muestreo, lupas, pinzas y placas Petri, los estudiantes se dedicaron a recolectar macroinvertebrados bentónicos: pequeños organismos que habitan en el fondo del río y que funcionan como bioindicadores naturales de la calidad del agua.
El protocolo de muestreo se realiza en sitios accesibles con corrientes moderadas, donde se emplean redes específicas y bandejas para recolectar muestras del sustrato del lecho del río. Una vez obtenidas las muestras, los organismos se depositan en placas Petri para su identificación y posterior registro de datos, lo que permite evaluar de manera sistemática la biodiversidad bentónica del lugar.
«Algunas de estas especies son muy sensibles y solo sobreviven en aguas limpias, mientras que otras toleran cierto grado de contaminación. Su presencia o ausencia nos cuenta la historia de lo que está ocurriendo en el ecosistema», explicó uno de los facilitadores del CBC.
El entusiasmo fue evidente cuando los jóvenes descubrieron la rica biodiversidad escondida en las rocas, raíces y algas del río Tigre. La identificación de larvas de efímeras y moscas de piedra – especies que obtuvieron puntajes de 9-10 en la escala de sensibilidad – confirmó la buena oxigenación y calidad del agua en esta zona alta de la microcuenca.
CIENCIA CIUDADANA PARA LA ACCIÓN CLIMÁTICA
Además del análisis biológico, los participantes midieron parámetros físico-químicos como caudal, temperatura y pH, integrando así una evaluación completa del estado del río.
Este proyecto del CBC convierte la data en acción y a los ciudadanos en protagonistas de la solución. El camino está marcado: necesitamos más programas que transformen la preocupación climática en vigilancia local efectiva. Es hora de que instituciones, autoridades y comunidades sigamos este ejemplo. Proteger nuestras fuentes de agua es la acción climática más concrete que podemos emprender.
¡Sumémonos!
Jan – Henrik Hnida


