Taller PIDAASSA. Honduras, 1997
A partir de mediados de los 90’s, se desarrolló el Programa de Intercambio, Diálogo y Asesoría en Agricultura Sostenible y Soberanía Alimentaria, más conocido por sus siglas como PIDAASSA. Impulsado por la agencia internacional “Pan para el Mundo”, el PIDAASSA gestó y desarrolló importantes procesos en Latinoamérica y el Caribe, tales como el desarrollo de la metodología Campesino a Campesino, la creación e impulso de los movimientos agroecológicos (estando en la fundación del Movimiento Agroecológico de Latinoamérica y el Caribe “MAELA”), y los mercados campesinos sostenibles.
Para abordar todos estos temas, en esta entrevista conversamos con Enrique Kolmans, quien fue parte del PIDAASSA desde sus inicios.
¿Dónde y con quiénes se implementó el PIDAASSA?
Este Programa se implementó en Mesoamérica, el Caribe y Sudamérica, siendo en total 15 países donde se trabajó con organizaciones campesinas, gremiales, indígenas, ONGs, etc., para impulsar, internalizar, reflexionar y difundir los temas de agroecología y soberanía alimentaria. El programa se puso en marcha en el año 1994 – , con una buena cantidad de programas, talleres, seminarios, foros, etc., teniendo una duración de 15 años hasta el 2009.
Gira de estudio de facilitadores sudamericanos conociendo Campesino A Campesino en Nicaragua, 2002
¿Qué vinculación tuvo este Programa con la Metodología Campesino a Campesino? ¿En qué consiste esta metodología y porqué es tan importante?
Las transformaciones y los impactos de los proyectos dependen mucho de los esfuerzos por mejorar las condiciones de vida de la población. La agroecología busca mejorar esas condiciones de vida. Por ejemplo, brinda un montón de soluciones a la dependencia de insumos y tecnología externa, dependencia que es una de las causas principales de la pobreza rural. En ese sentido, la metodología Campesino a Campesino -inspirada también del intercambio de experiencias entre los diversos países- permite que estas mejoras que brinda la agroecología lleguen a muchas comunidades campesinas para que se masifique.
Muchos de los enfoques tradicionales de extensión se han enfocado solamente a dos o tres familias, sobre todo para transferencia tecnológica, para que, desde ahí, como faros, se irradie y llegue a muchos más. Bajo este enfoque, el conocimiento viene desde afuera y se transfiere a las familias agricultoras, campesinas, como si ellos fueran recipientes que no tienen conocimientos o no tienen propios deseos y visiones de hacer las cosas. Sin embargo, se ha comprobado que esto no funciona y no da resultados, porque todo se centra en estas “familias escogidas con condiciones y apoyos especiales”, y las demás más bien se desentienden y alejan.
De la metodología Campesino a Campesino, rescato dos aspectos fundamentales: que es manejada por la misma organización campesina, y que no plantea la transformación o transición de todo el sistema productivo, sino que avanza gradualmente. Se basa en principios que son muy importantes: que la mejora sea de bajo costo, que sea fácil de realizar, que sea de rápido impacto, que sea aceptable culturalmente por las familias y comunidades del lugar, y lo principal, que resuelve un problema muy sentido y priorizado por la población.
En el caso de Centro América, ese problema era la degradación y baja fertilidad de los suelos, por lo que las mejoras estaban enfocadas en la regeneración de la fertilidad y la productividad de los suelos. Obtuvimos resultados impresionantes, realmente una mejora sustancial para la transformación ecológica de los territorios, la regeneración, la restauración de los ecosistemas productivos y la no dependencia de los insumos externos.
No eran cientos sino miles de familias y comunidades que estaban aplicando esto, y la sencillez y la lógica de esta metodología, y sobre todo la generación de protagonismo en las mismas organizaciones locales, fueron lo suficientemente convincentes como para que diferentes países busquen hacer réplicas. En el caso de Nicaragua, por ejemplo, la metodología fue impulsada por la Unión Nacional de Agricultores y Ganaderos (UNAG), que es el principal gremio campesino en Nicaragua, con presencia en muchos departamentos y municipios llegando a un número enorme de familias.
¿Qué relación tiene la metodología Campesino a Campesino con la generación o el impulso de movimientos campesinos?
La metodología Campesino a Campesino mejora las condiciones económicas y productivas de las familias y de las comunidades, generando innovación, autonomía y no dependencia de aparatos de extensión o de transferencia tecnológica. En ese sentido, es movilizadora y genera protagonismo social.
¿Cómo considera que fue la acogida e impacto de la metodología Campesino a Campesino en los diferentes países en los que se desarrolló este programa?
Constatamos que quienes más se apropiaban de la metodología eran las organizaciones gremiales propias, mayormente campesinas. Y los que tenían un poco más de dificultad, pero finalmente también lo hicieron, eran las personas de las ONGs, pues traían el esquema de “transferencia de arriba para abajo” aprendido en su formación universitaria. A ellos les costó adaptarse a un enfoque horizontal de intercambio, de interaprendizaje, de protagonismo propio de las comunidades. Las ONGs tenían una relación un poco más clientelista con la base social con las que trabajaban, y el reto fue justamente que ya no se conciban como técnicos transferencistas, sino como facilitadores de procesos de campesino a campesino. Felizmente pudimos constatar cambios muy interesantes en actitud y desempeño de estas personas.
¿Qué pasó con los procesos que el PIDASASSA impulsó?, ¿continuaron?, ¿se paralizaron?, ¿qué países los consolidaron mejor?
Estos procesos duraron formalmente unos 15 años, con el PIDAASSA, pero continuaron en varios de los países en los que se trabajó. En Cuba, por ejemplo, el proceso continuó y fue muy conocido por el involucramiento de todo el campesinado del país. En Ecuador, la Confederación Nacional de Organizaciones Campesinos, Indígenas, Negras y Montubias (FENOCIN), aplicó la metodología a un nivel amplio, con bastante impacto. Algunos de estos procesos continúan, pero las políticas o la estabilidad de las dirigencias y de las organizaciones no siempre está asegurada ya que siempre busca la autosuficiencia y la autonomía campesina.
En el caso peruano, también se trabajó con la Confederación Nacional Agraria (CNA), una organización campesina importante en los departamentos, principalmente en Junín. No obstante, es preciso reconocer que se trabajó con algunas organizaciones que pareciera que no le han dado la importancia ni el valor que debía tener esta metodología, pero en todo caso, sigue allí para aprovecharla, existiendo para ello la importante publicación del PISAASSA y de Pan para el Mundo titulada Construyendo Procesos “De Campesino a Campesino”, la cual trabajé, y la que, sustentada en la riqueza de esas experiencias, trasmite las consideraciones básicas para la aplicación de esta metodología.
¿Cómo el PIDAASSA dio soporte y contribuyó a reforzar el movimiento social agroecológico?
El PIDAASSA no solamente formó capacidades humanas en forma de asesores, líderes, promotoras y promotores campesinos en temas agroecológicos, sino que también estaba enfocado en la articulación de diferentes organizaciones de los respectivos países. A través del PIDAASSA fue respaldada la formación de redes y movimientos agroecológicos en países como Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Perú. Siempre se trabajó intentando involucrar a las organizaciones y gremios indígenas y campesinos de cada país, lo cual no siempre era tan fácil porque el trabajo con estos espacios y organizaciones sociales necesita estrategias y metodologías de mayor paciencia y tolerancia.
Un importante resultado de la articulación de los diferentes movimientos agroecológicos de los países donde estaba presente el PIDAASSA, fue la creación del Movimiento Agroecológico de América Latina y el Caribe, MAELA. Con el apoyo del PIDAASSA se pudo contribuir significativamente a la consolidación de MAELA, fundado 1992 en Sao Paulo, Brasil. Ese movimiento, que ha ganado a la actualidad un posicionamiento muy importante en diferentes países de la región de América Latina y el Caribe.
¿Cuáles han sido, desde su perspectiva, las limitantes para la construcción de un movimiento agroecológico desde la experiencia del PIDAASSA? ¿Fue suficiente con formar estas redes?
El mismo MAELA ha tenido claro que no puede ser un movimiento solamente de ONGs, un conjunto de personas académicas, o de organizaciones con poca representación de base. Por el contrario, todos tienen que articular y colaborar para que fines mayores, como el posicionamiento de esos importantes temas en la sociedad, se puedan hacer realidad, y eso significa también desprendimiento, tolerancia, etc.
Los países donde este movimiento funciona mejor, son aquellos en los que hay una buena participación de organizaciones indígenas y campesinas que le dan la verdadera autenticidad, la verdadera fuerza social al movimiento.
Sabemos que las mismas organizaciones campesinas son las que tienen que organizarse y darle fuerza al movimiento agroecológico. Sin embargo, en nuestro país, Perú, vemos que no es así… ¿A qué se debe esto?
Yo creo que el caso peruano está bastante marcado por el tema del “desarrollo” que surge en los años 90 con los ajustes estructurales de la economía de los países, como los tratados de libre comercio. Bajo este escenario, al Perú se le convierte en el campeón de la agroexportación. La tendencia de las políticas agrarias va hacia eso y no hacia una política de autosuficiencia y soberanía alimentaria.
La agroecología en el Perú se redujo al tema de la producción orgánica, principalmente para la exportación, sobre todo en cacao, café, quinua, mango orgánico, banano orgánico, etc. Frente a esta realidad, se dedica muy poca atención al tema de la autosuficiencia alimentaria del país, a los derechos nutricionales y a los derechos campesinos, que son mermados cada vez más en esa relación de liberalización de mercados, ingresando volúmenes cada vez mayores de alimentos importados. Esto constituye un factor de competencia desleal con la producción campesina nacional que es silenciosamente desplazada.
La tendencia principal del movimiento agroecológico en Perú ha ido también por ese lado técnico- comercial, pero no ha tomado en cuenta la parte cultural, la parte de la lógica propia de la economía campesina, los derechos campesinos, etc. Actualmente estamos en una situación donde esto ya es bastante crítico: la agroecología en el Perú ha sido coaptada por las tendencias del mercado globalizado, internacional, y no tiene ninguna influencia sobre la situación alimentaria interna.
Acaba de hacer la vinculación entre el movimiento campesino y el tema de la comercialización e intercambio. En ese sentido, ¿cómo surge dentro de PIDAASSA la preocupación por los mercados campesinos sostenibles?
Siempre se ha sabido que el factor de la colocación de los excedentes productivos en los mercados, sobre todo locales (la comercialización directa), es un elemento básico de la economía campesina. Tendríamos un gran vacío si trabajamos el aspecto productivo sin ver la comercialización e intercambio. Nuestra preocupación en este tema se inicia porque la producción orgánica había sido siempre orientada a la exportación, para los mercados en los países industrializados, mientras que los mercados locales quedaban totalmente ignorados y desaprovechados.
Se creía que un producto ecológico era un producto privilegiado, de élite, que tiene que generar un precio mayor. Sin embargo, en un país con una población de baja capacidad adquisitiva como el Perú, productos con altos precios, requieren también de un consumidor con gran capacidad adquisitiva. Por eso la agroecología no surge como un tema de mejora alimentaria de la población en general, sino surge en algunos mercados muy especiales como en barrios residenciales de la capital.
Desde el PIDAASSA, se hizo muchos diagnósticos de mercados tradicionales campesinos, de experiencias propias de comercialización -no solamente ecológicas-, que demostraban que la participación campesina de los mercados locales es clave. No nos enfocamos en la comercialización en cadenas de valor con diferentes actores (intermediarios, empacadores, transportistas, acopiadores, etc.) propia de los mercados que requieren volúmenes grandes. Por el contrario, trabajamos la comercialización campesina directa y los volúmenes pequeños, diversificados, pues esto requiere estrategias especiales, de alcance local.
¿Cómo surgió y cómo fue acogido el concepto de mercados campesinos en los diferentes países donde se implementó el PIDAASSA?
Fue acogido con mucho interés porque las organizaciones participantes del PIDAASSA vieron la fuerza movilizadora del tema: ¿Quién no quiere liberarse de las ataduras del intermediario?, ¿quién no quisiera vender su producto directamente? Especialmente las mujeres tienen mucho interés porque esto refuerza su economía y reivindica su posición social. La parte monetaria también es importante en la economía campesina, no es “lo único” pero si es el complemento al aspecto productivo, incluyendo incluso el tema trueque, que es una práctica tradicional en muchos lugares
Hablar de Mercados Campesinos nos permitió entender las estructuras del sistema agroalimentario y sus pormenores, desde una perspectiva de Soberanía Alimentaria; así como entender cuánto dependemos de la importación de alimentos, qué posicionamiento y valor tienen nuestros propios alimentos en el mercado, qué importancia tienen para la nutrición de nuestra población, etc.
El tema de comercialización campesina no se refiere solamente a las estrategias de colocar un producto campesino, comercializarlo y hacerlo llegar directamente a los consumidores; sino que se debe complementar con el análisis del sistema alimentario para generar conciencia y capacidad de respuesta a las estructuras de dependencia alimentaria.
Diagnóstico Rápido Participativo. Perú, Huancavelica,2002
Ahora que tenemos todo este boom comercial, de competitividad, de exportación, de cadenas largas, ¿la idea de mercado campesino sostenible puede seguir desarrollándose y ser vigente?
Claro que sí. El PIDAASSA ha permitido sentar las bases, sobre todo con los criterios de análisis para el diagnóstico de los sistemas de comercialización campesinas locales y de las potencialidades para que esto despegue y tome más fuerza.
Siempre me refiero, por ejemplo, a la experiencia de la feria sabatina campesina ecológica de Huánuco, que actualmente tiene más de 25 años, y moviliza volúmenes muy significativos de productos alimenticios mayormente ecológicos. Esta feria ha mejorado significativamente la base alimentaria de la población de esa ciudad, articulándola con las comunidades aledañas, incluso algunas más alejadas. Ferias y mercados de este tipo existen en muchas otras ciudades del país, pero no siempre son manejados de forma óptima. En Cusco, por ejemplo, tenemos estos mercados en las márgenes de la ciudad, en una ubicación no muy favorable, muchas veces mezclados con las ofertas de mayoristas y revendedores.
Es enorme el interés de la población rural por organizarse y vender directamente a las ciudades intermedias, regionales o capitales. Sin embargo, todavía tenemos grandes retos como el acopio, el transporte, la organización, para que esto sea una oferta diversificada y constante. Existen experiencias exitosas y ejemplares como las de Colombia, donde todo está mucho mejor organizado. La Red Nacional de Agricultura Familiar de Colombia (RENAF), abarca como 60 mercados campesinos en el territorio colombiano.
Proyectos legislativos como el de los mercados campesinos, en el Perú impulsado por el PIDAASSA, a pesar de no ser los ideales, facilitan de alguna forma esa tendencia, que la hemos visto bastante fortificada durante el tiempo de la pandemia. Son necesarias algunas políticas que ayuden a garantizar ese comercio directo.
Después de la experiencia del PIDAASSA, ¿cuáles serían las recomendaciones para promover procesos de comercialización campesina sostenible?
La principal recomendación es que la comercialización campesina no debe abordarse de manera aislada, sino dentro de una perspectiva de desarrollo agroecológico territorial local. Si solamente nos enfocamos en el mercado, la certificación y el comercio de productos, se estaría limitando y reduciendo el tema, perdiendo su trascendencia y capacidad de transformación. Lo ideal es trabajar el tema agroecológico y de soberanía alimentaria dentro de una visión económica más regenerativa y sostenible, con un enfoque de Buen Vivir.
Enrique Kolmans
Su especialización principal es la Agroecología y el Desarrollo Rural Sostenible. En su desempeño profesional cuenta con alrededor de 25 años brindando asistencia técnica, asesorías y gerencia de proyectos de la cooperación alemana, para el desarrollo rural de la agricultura familiar en la Amazonía y región andina del Perú, y en 16 países de América Latina y del Caribe (Desde México a Argentina).
Agrónomo, Alemania 1971
Durante más de 10 años condujo una granja agroecológica propia y participó de la organización y dirección de programas de ecodesarrolo territorial y agroecológico para la ONG IDMA y la gestión de la formación del movimiento agroecológico en el Perú (RAE), con representación en los directorios del movimiento latinoamericano (MAELA) y mundial (IFOAM).
Actualmente es asesor en Agroecología y Soberanía Alimentaria del Centro Bartolomé de Las Casas (CBC)