Valerio Paucarmayta (CBC) y Lorenzo Soliz (IPDRS)
Después de tres años consecutivos de sequía y escasez de lluvias en las regiones del sur peruano, este año agrícola 2023-2024, las precipitaciones pluviales están mucho mejor de lo esperado. El Informe técnico de Senamhi, del 24 de noviembre del 2023, para la sierra sur oriental para los meses de diciembre 2023 a abril 2024, avizoraba un escenario de probabilidad entre un 39% a 51% mayor inferior de lo normal, es decir condiciones de lluvias por debajo de lo normal. Asimismo, el citado informe proyecta y concluye acerca de otros datos muy importantes; que la región andina presentaría temperaturas máximas sobre lo normal y las mínimas fluctuarían entre normal a sobre lo normal, también debe llamar la atención las proyecciones sobre la capacidad de almacenamiento de algunas represas de Cusco, Puno y Arequipa que alcanzarían apenas al 47% de su capacidad de almacenamiento, en promedio.
Teniendo presente estos datos, se comparte impresiones acerca de un reciente recorrido por comunidades de la provincia de Cotabambas, Apurímac, del 18 al 24 de marzo. Pese a los pronósticos poco alentadores, se pudo conocer la alegría de las familias campesinas de la región, quienes expresaron su satisfacción de un buen año para las siembras de cereales (maíz, cebada, avena), quinua, kiwicha, habas, tubérculos (papas, olluco, oca…), diversos frutales, plantas medicinales y pastizales, entre otros. Indicaron que “las lluvias son una bendición para las familias campesinas” al favorecerles en la fructificación de sus cultivos. Es cierto que en algunas zonas hubo granizadas o heladas, pero su impacto es menor si comparamos con los efectos positivos. Habrá agua para la producción y el consumo.
Sin embargo, la buena precipitación pluvial también trae problemas cuando los suelos y las cuencas tienen poca cobertura vegetal, cuando hay suelos cultivables y no cultivables erosionados y hasta suelos desnudos que dejan correr las aguas de lluvia hasta provocar carcavamiento de suelos y riesgos de huaycos (turbión, riada) provocando desbordes de ríos, afectando infraestructuras públicas y urbanizaciones. Por la falta de manejo y protección de suelos, cobertura boscosa e infraestructuras, se pierden las aguas de lluvia.
Frente a esta situación ya conocida, desde hace unos años, bajo el enfoque agroecológico, muchas familias y comunidades vienen trabajando en la recuperación de cobertura vegetal con clausura, siembra de pastos naturales y cultivados, plantaciones forestales de especies nativas, entre otros, para propiciar la infiltración de agua de lluvia en el suelo y para recargar acuíferos subterráneos.
Es el caso de la comunidad Quello, donde están practicando el pastoreo rotativo además de siembra de forrajes, con muy buenos resultados en la producción pecuaria. Es un área comunal clausurada con asignaciones familiares para su manejo y aprovechamiento.
“En 2018 aquí hemos hecho clausura para que mejoren los pastos para nuestros animales, también hemos plantado quewiña. Mire, ya están grandes. También hemos acomodado 3 qhochas, son naturales. En total son veinte hectáreas y hemos trabajado entre treinta familias comuneras… Estamos contentos.” Julián Criollo, Vice Presidente de la comunidad Quello.
Allí donde se ha construido infraestructuras de diverso tipo y capacidad de embalse, se ha logrado retener parte de la escorrentía del agua de lluvias. Por ejemplo, en la comunidad Casacancha donde tienen manantiales, qhochas o reservorios tienen capacidad de regulación de la escorrentía y reserva de agua para regar pastizales en tiempos secos.
“Aquí tenemos cuatro qhochas que hemos hecho, han resultado bien, uno falta completar. Pero necesitamos más, porque el agua se está yendo, tanta agua que hay ahora, pero se está yendo, estamos perdiendo, por eso queremos más qhochas. También estamos reforestando toda la falda que ven allá arriba, todo eso vamos a reforestar, con especies nativas. Ojalá el municipio nos haga caso, hemos pedido qewiña, chachacomo, no queremos eucalipto, ni pino, aunque crecen rápido, pero las nativas retienen mejor el agua… El problema es la minera, ya está allá arriba avanzando, su concesión llega hasta la comunidad. Igual vamos a reforestar…” (Clever Hillca, presidente comunidad Casacancha).
En efecto, uno de los problemas que tienen las comunidades de Cotabambas es la actividad minera de las grandes empresas y de la minería artesanal e ilegal, dado que el mineral se encuentra en algunas áreas comunales y las concesiones llegan hasta ellas, por ello algunas comunidades serán reasentadas.
Muchos jóvenes acuden a trabajar en la minería, dado que hay pocas opciones de empleo en la zona. Muchos se desarraigan, pero otros, como Juan Amaru (nombre ficticio) aunque trabajan en la minera, completan sus actividades económicas e invierten en la comunidad. “Este es mi paraíso, no lo podemos perder…” indica entre sentimientos encontrados por su condición de trabajador de la mina y comunero, que quiere defender su comunidad.
Muchos jóvenes acuden a trabajar en la minería, dado que hay pocas opciones de empleo en la zona. Muchos se desarraigan, pero otros, como Juan Amaru (nombre ficticio) aunque trabajan en la minera, completan sus actividades económicas e invierten en la comunidad. “Este es mi paraíso, no lo podemos perder…” indica entre sentimientos encontrados por su condición de trabajador de la mina y comunero, que quiere defender su comunidad.
El Regidor Municipal, Guillermo Oscco, tiene seguridad en que la vida y el futuro de las comunidades es la agricultura. Considera que “los recursos públicos, incluso los recursos de la minería se pueden y deben utilizar en la reforestación, en el cuidado y reparación de los laymes (áreas comunales de cultivo), y áreas degradadas, en las qhochas. Lo que falta es que la gente pida eso. Lo más que se pide es tractor para arar, en eso estamos…”, indicó.
Con base en la experiencia acumulada por estas familias y comunidades pioneras que están optando por trabajos comunitarios bajo el enfoque agroecológico -que ayudan tanto en tiempos secos como los de años anteriores, como en éste de buena lluvia- se destaca la iniciativa y los esfuerzos que vienen desplegando familias y comunidades para el aprovechamiento de las lluvias y minimizar los riesgos asociados, promoviendo y masificando la implementación de diversas prácticas de siembra (reforestación) y cosecha de agua, de recuperación de suelos degradados:
- Instalación de sistemas de captación de agua de lluvias en pequeñas infraestructuras de bajo costo “qochas” para su posterior uso en el riego u otros fines.
- Recuperación de cobertura vegetal con siembra de pastos naturales y cultivados, plantaciones forestales de especies nativas, entre otros, para propiciar la infiltración de agua de lluvia en el suelo para recargar acuíferos subterráneos.
- Uso eficiente del agua de riego mediante técnicas como el riego por microaspersión, goteo.
- Conservación y recuperación de los suelos mediante prácticas, como la construcción de zanjas de infiltración, control de cárcavas, construcción de terrazas, cercos vivos, lo que permitiría la reducción de la erosión y mejoraría la infiltración del agua en el suelo.
- Sensibilización y educación de la población, y formación de promotores campesinos, bajo la metodología de campesino a campesino, aprender haciendo, rescatando los conocimientos ancestrales para el cuidado del agua y la relación equilibrada con la naturaleza en el desarrollo de las actividades agropecuarias.