Stephen Sherwood, junto con su esposa, Miriam Paredes son fundadores de la granja Urkuwayku en Ecuador. Con más de 30 años en América Latina, divide su tiempo como profesor en la Wageningen University en Holanda y su finca. Es parte del Colectivo Agroecológico en el Ecuador, se dedica al cambio rural y la agroecología.
¿Cuál es el rol que tiene el suelo en la captura de carbono? Cuando se habla de cambio climático no se suele mencionar al suelo…
Esto es impresionante, el suelo guarda más carbón que todas las plantas y la atmósfera. Llama la atención que el suelo no está en la pantalla del radar cuando hablamos de mitigación de cambio climático. Muestra quizás nuestra, no sé si es arrogancia, o ignorancia, como humanos frente al suelo.
Yo entiendo al suelo como centro de origen de organización de los ecosistemas. Si el suelo está mal, algo fundamentalmente está mal con nuestra forma de interactuar con la naturaleza, con la pachamama. El suelo es un espacio muy complejo. Es el lugar donde podemos reflexionar y repensar en cómo nuestra especie puede ser parte de este planeta y convivir con este planeta en vez de minar el planeta, como justo hoy en día estamos haciendo con la agricultura.
¿Cómo captura carbono el suelo?
El carbón siempre está en un proceso de ciclos. Pero para darles una idea, en una finca como la nuestra, estamos pensando en 15 toneladas por año y por hectárea que está circulando con el suelo. Aproximadamente, el 40% del carbón que está en proceso de reciclaje estable está almacenado en el suelo en los sistemas terrestres. El otro 60% está en flujo, en las plantas y en la atmósfera. La mayor parte está guardado en microbios. La parte más estable está almacenada en el suelo, cuando digo estable es carbón que va a estar en el suelo entre 50 y 300 años.
Este es justo el suelo que hemos oxidado, liberado con la agricultura en este momento principalmente en la atmósfera y este es uno de los factores principales del calentamiento global. Tenemos que ver en la agricultura cómo devolver este carbón atmosférico antropogénico al suelo.
Desde la experiencia de su finca, ¿cómo practican la agricultura regenerativa?
Fue todo un proceso. El suelo que recibimos en nuestra finca andaba por 1% de materia orgánica. Era un subsuelo endurecido, impermeable, con muy baja materia orgánica y muy alto en minerales pero con muy poca vida.
Miriam y yo dedicamos los primeros 15 años de la finca a fertilizar las plantas, como una agricultura orgánica pero hidropónica. Porque nuestro objetivo y racionalidad era alimentar las plantas con compostajes de alta calidad y sí funcionaba. Nosotros producíamos bastante. Sin embargo, era muy caro y no vimos acumulación de materia orgánica en el suelo. Llegamos al 3%, pero no logramos mejorar los suelos.
El problema es que estuvimos minando el suelo a través de la agricultura orgánica no regenerativa y tuvimos que cambiar la forma de practicar agricultura. A partir del 2015 comenzamos a dar un giro. Ahí es cuando comencé a entender el significado de “agricultura regenerativa”.
¿Podrías dar ejemplos de prácticas que comenzaron a aplicar?
Por ejemplo, paramos de labrar. Esto fue clave. Paramos de alimentar las plantas. Paramos de alimentar las bacterias. Nos dedicamos a alimentar los hongos del suelo. Aprendimos que son los hongos que se dedican a estructurar y crear los agregados. Comencé a entender que lo importante de un suelo son los espacios. Y todo lo importante en un suelo ocurre en los espacios. Allí se mueven las raíces, se mueven las lombrices, los gases, el agua. Un buen manejo de suelo crea espacio, microporos en el suelo.
En el momento en que empiezo a labrar el suelo, ya sea con tractor o azadón, empiezo a romper esos procesos naturales. Y cuando los rompo las bacterias entran a producir dióxido de carbón y se van para arriba. Uno de los objetivos claves es mover el suelo lo menos posible, tapar el suelo con diferentes tipos de cobertura.
Cómo funciona un bosque. En el bosque nunca vas a ver un tractor. La hojarasca siempre queda encima del suelo. Tratamos de copiar esta lógica. Ya no estamos haciendo compostaje alto nutrientes. Nuestro lema es: cuando hay un buen bioma del suelo los microbios pueden relacionarse con las raíces de las plantas y ayudarles a encontrar humedad y los nutrientes que necesitan.
Hemos visto que lo importante es tapar el suelo, moverlo lo menos posible y lo más importante es tener raíces vivas en el suelo. Como hacen los compañeros en la permacultura o la agroforestería. Estamos tratando de incorporar estas ideas en nuestra agroecología, para que sea verdaderamente regenerativa, que permita que el suelo cada año funcione mejor. Y lo interesante es que mucha menos mano de obra.
Antes gastábamos mucha energía en fertilizar las plantas, pero cuando el suelo está funcionando se nota que tenemos que regar menos, que hay menos maleza porque la fuente de malezas venía de nuestro propio abono y también nuestra forma de mover el suelo, ya que no permitió la estabilidad que necesitaba el suelo para controlar las malezas. Y ya no movemos tantas toneladas de compostaje y de alimentos para las plantas como hacíamos antes. Ha bajado un 25% la mano de obra y producimos igual como antes. Cada año el suelo está más estable y ha aumentado la productividad de la tierra. Estamos regando mucho menos y las plantas sobreviven las sequías en nuestra finca.
¿Qué ventajas supone para la agricultura regenerativa frente al cambio climático?
Da todas las ventajas de la materia orgánica: humedad en el suelo, mantener la temperatura, la capacidad de cultivar, etc. Permite mucho avanzar en la seguridad alimentaria, pero sobre todo nos permite rescatar la posibilidad que sigan funcionando los ecosistemas. En verdad es complejo, sin embargo, al momento de que empezamos a preocuparnos de la acumulación de carbono en el suelo es el momento que empezamos a regenerar los ecosistemas.
La clave es parar de labrar el suelo y dejar de fertilizar el suelo. Porque da igual si usamos fertilizantes químicos u orgánicos, ambos típicamente son muy altos en nitrógeno. Son muy altos en bacterias y las bacterias comienzan el proceso de generar CO2 y metano. Comienzan a lo que llamamos “oxidar”. Tomar estos compuestos basados en carbón en el suelo y convertirlos a gases que van a la atmósfera.