Mientras los medios de comunicación concentran la mirada en la seguridad alimentaria frente a un posible desabastecimiento global, cada día día somos más las organizaciones y movimientos agrarios de América Latina que reivindicamos el derecho a la soberanía alimentaria
Desde el Observatorio Qawarisun entendemos que la seguridad alimentaria se limita en la disponibilidad oportuna y eficiente de provisiones. Sin embargo, la cadena comercial tras este concepto cierra los ojos al origen de los alimentos y a las condiciones en las que han sido cultivados. En contraste, la soberanía alimentaria es el derecho de cada pueblo y nación de desarrollar y mantener su capacidad de producir alimentos básicos, sanos y seguros de acuerdo a su diversidad productiva y cultural
El concepto de Soberanía Alimentaria fue desarrollado por la Vía Campesina, y entró al debate público en 1966 en la Cumbre mundial de la Alimentación. Soberanía es libertad, autonomía, independencia. Implica la participación de los pueblos en la definición de las políticas agrarias, y el derecho de los países a protegerse de las importaciones agrícolas y alimentarias demasiado baratas. Para lograr esto se debe priorizar la producción local, regional y nacional frente a la exportación, constatando la asimetría del poder en los distintos mercados y negociaciones comerciales multilaterales.
La vía agroecológica
La agroecología es uno de los caminos para alcanzar la soberanía alimentaria. Sin embargo, esta solo será posible si las comunidades campesinas cuentan con tres elementos indispensables: tierra, semillas y agua.
Es fundamental asegurar el acceso a la tierra por parte de los campesinos y campesinas. En este sentido se necesitan reformas agrarias y nuevas políticas públicas para evitar la actual concentración de tierras que se está dando a Perú y otros países. Dichas medidas deben ser bajo un enfoque agroecológico que implique el compromiso por la regeneración de los suelos del planeta, los cuales actualmente se encuentran en un estado de degradación creciente y alarmante.
Sabemos que sin semillas no hay autonomía del campesinado y de la pequeña agricultura familiar. Estos valiosos recursos genéticos son desarrollados a través de los siglos y heredados de generación en generación. En cada siembra, la pequeña agricultura familiar se encarga de dar continuidad a un proceso milenario de adaptación de cultivos a condiciones climáticas cada vez más desafiantes. Mantener y proteger las semillas nativas y criollas es parte fundamental de la resistencia, lucha y vigilancia frente al uso y expansión de los transgénicos, los cuales son un atentado para la soberanía alimentaria, y la salud de las poblaciones y el medio ambiente.
Y respecto al agua, actualmente atravesamos épocas muy duras de sequías y escasez, lo cual está estrechamente relacionado con la degradación de los suelos. En este sentido, nos urge trabajar en la regeneración del suelo y multiplicar la cobertura vegetal para detener la desertificación y asegurar el cuidado de los cuerpos de agua para que estos sigan siendo un bien público al que todos los ciudadanos y ciudadanas tengan libre acceso.
La soberanía alimentaria, asimismo, depende no solo de la sostenibilidad y fortalecimiento de las prácticas agroecológicas, sino también de la formulación y cumplimiento de políticas públicas que la hagan posible y no prioricen únicamente a la agroindustria. Frente a ello, es la sociedad civil organizada la que debe demandar políticas reales y eficaces que se traduzcan en la priorización de la agricultura local para alimentar a la población. Nuestro rol como ONG o institución es contribuir al fortalecimiento de las organizaciones de base y el posicionamiento de estos temas en la sociedad civil.
Este artículo recoge la exposición realizada por Adriana Arce, coordinadora del Observatorio Qawarisun, como parte del programa del Encuentro Agroecológico Andino-Pacifico- Amazónico- Mesoamericano organizado por las comunidades de las instituciones educativas “La Bella”, “Combia” y “Héctor Ángel Arcila”. El encuentro se realizó el 12, 13 y 14 de octubre del 2022 en Colombia.