Con la agroecología otra agricultura es posible

Hipocresías y sordera en el Día Internacional de la Madre Tierra

Por: Lorenzo Soliz Tito
IPDRS.

Familias comuneras de Sur andino del Perú, haciendo seguimiento al plan de gestión territorial. Iniciativa CooperAcción-CCFD-TACSA.
Foto: CooperAcción.

Sendos eventos se realizan alrededor del mundo, cada 22 de abril, con motivo del Día internacional de la Madre tierra, supuestamente para la toma de conciencia y responsabilidad sobre la necesidad de preservarla.

Pero, todos los días de año, millones de mujeres y hombres de pueblos y comunidades indígenas, campesinas y afrodescendientes y pequeños agricultores están produciendo el 80% de los alimentos a nivel mundial1, para sí y para las poblaciones cada vez más urbanizadas, cuidando la tierra, las semillas y los bosques, y la salud humana con prácticas de la sociobiodiversidad, la producción natural de alimentos con semillas criollas nativas y locales y sin agrotóxicos, y bajo el enfoque agroecológico u otros enfoques.

Sólo en Latinoamérica y el Caribe participaban más de 60 millones de personas en alrededor de 16,5 millones de predios o explotaciones agrícolas familiares (56% en Sudamérica y el 35% en México y Centroamérica)2.

No desconocemos que muchos de ellos, expulsados de sus tierras y territorios por grandes agroindustrias e inversionistas del negocio agroalimentario, minero, energético y otros, a zonas inhóspitas y tierras marginales están degradando aún más la tierra. No la desconocemos, pero es consecuencia de ese despojo y ambición, muchas veces respaldadas por políticas y sus propios gobiernos.

Mujeres del Valle del Cauca colombiano en la producción de hortalizas. Iniciativa IMCA y productoras.
Foto: IMCA.

Miles de organizaciones a todo nivel se movilizan por la defensa de la vida del planeta, de sus derechos a la tierra y territorios, de sus semillas y sus medios de vida, y por esa causa son perseguidos, judicializados, criminalizados, y hasta eliminados físicamente.

Miles de científicos, académicos e investigadores de diversas ciencias dan su vida generando conocimiento, evidencias y publicaciones que sustentan los caminos y alternativas para el cuidado de la tierra y la vida.

Millones de promotores del desarrollo sostenible y buena parte de la cooperación internacional vienen apoyando y acompañando procesos de desarrollo sostenible bajo en enfoque agroecológico u otras denominaciones, que muestran resultados y evidencias del cuidado de la tierra y el bienestar de las poblaciones, especialmente de las más vulnerables.

Comunera de los andes peruanos con una parte de la cosecha de tubérculos andinos. Iniciativa CBCCCFD.
Foto Archivo Centro Bartolomé de las Casas
.

Miles de organizaciones de consumidores responsables en todos los países se organizan para contribuir con su consumo y su estilo de vida a cuidar el planeta, junto y en alianza con los otros actores ya mencionados.

Millones de alumnos y profesores de escuelas, aún en condiciones de escases de recursos pedagógicos, aprenden y reaprenden en sus bosques, chacras o chacos a cuidar la tierra y la biodiversidad, a revalorizar sus alimentos tradicionales, los conocimientos y tecnologías ancestrales combinando con nuevos conocimientos y tecnologías adaptadas.

Niñas y niños de la Amazonía boliviana, aprendiendo el cuidado de los bienes comunes en el Bosque educativo. Iniciativa IPDRS, Oxfam-LACT. Foto: Lorenzo Soliz, IPDRS.

Organizaciones de jóvenes y familias, que no encuentran una vida digna en las urbes en medio del cemento y la anomia, retornan al campo y optan por vivir allí, aunque algunos de ellos nunca vivieron en el campo. Están aprendiendo o reaprendiendo a convivir con la madre tierra.

¿Hace falta más evidencias para convencerse que esos son los caminos para garantizar la vida de todos los seres vivos y de la madre tierra?

Por supuesto que no. Hay demasiada hipocresía y sordera para escuchar las alternativas que trabajosamente se desarrollan para cuidad la vida de la madre tierra. Quienes tienen el poder de las decisiones, gobiernos de países poderosos y menos poderosos, líderes mundiales, organismos internacionales, empresas transnacionales, sus centros de investigación y sus científicos por supuesto que también los conocen. Incluso, algunos de ellos, financian las iniciativas arriba mencionadas, con ridículos montos de presupuesto.

Y prefieren seguir apoyando el negocio alimentario y del hambre en el mundo, el crecimiento económico y el lucro a cualquier costo ambiental y social, que está destruyendo el planeta con la deforestación de los bosques -solo en 2022 más de 4 millones de hectáreas de bosque primario3-, el cambio del uso del suelo, eliminando la fuente y fundamento de la vida (semillas criollas, nativas o locales), el acaparamiento y la contaminación de las aguas superficiales y profundas,
incrementado el cambio climático, entre otros efectos.

Diversidad de alimentos y semillas del pueblo guaraní en el Chaco boliviano.
Foto CIPCA Cordillera.

Se esfuerzan por seguir sosteniendo y promoviendo sistemas alimentarios con consumidores cautivos de la propaganda consumista y de estilos de vida depredadores de la madre tierra y de los recursos de la biodiversidad.
Este 22 de abril, puede ser una oportunidad para repensar nuestro estilo de vida y consumo, si queremos en verdad cuidar la madre tierra y de todos los seres vivos.

Para ello hace falta mayor capacidad y fortaleza organizativa de la sociedad civil y mayor conciencia crítica y cambio de hábitos y estilos de vida y de consumo frente a estos sistemas alimentarios dominantes de las grandes agroindustrias del negocio alimentario, destructores de la madre tierra.

También, menos hipocresía de los líderes y organismos mundiales que tienen el poder de las decisiones, para cumplir y hacer cumplir los compromisos y convenios internacionales sobre esta materia y temas conexos; escucha, atención y apoyo verdadero a las alternativas que ya desarrollan millones de personas, organizaciones e instituciones para cuidar la vida del planeta tierra

  1. https://www.fao.org/3/ca1465es/CA1465ES.pdf ↩︎
  2. https://repositorio.iica.int/bitstream/handle/11324/2609/BVE17038696e.pdf;jsessionid=43A3B82EB781DAF9339689E57468D99F?sequence=1
    Se estimaba, en 2011, que en el mundo existían 2,3 mil millones de establecimientos rurales de la agricultura familiar, que representaba alrededor del 14% de la superficie de la tierra.
    https://www.ifad.org/documents/38714170/39135645/Family+farming+in+Latin+America+-+A+new+comparative+analysis_s.pdf/9330a6c4-c897-4e1c-9c05-1144ebec0457
    Estas cifras no son actuales, pero dan una idea, pues estos productores que hacen el esfuerzo por cuidar la madre tierra y sus componentes están excluidos de las estadísticas nacionales. ↩︎
  3. En 2022 -primer año después de que 145 países se comprometieran a detener y revertir la pérdida de bosques en la Declaración de Líderes de Glasgow sobre los Bosques y el Uso del Suelo-, la pérdida de bosques tropicales primarios alcanzó un total de 4.1 millones de hectáreas, un área de 11 campos de fútbol por minuto.
    https://www.globalforestwatch.org/blog/es/insights/empeoro-la-perdida-de-bosquestropicales-primarios-en-2022/ ↩︎

Leave a Comment